Para todas nosotras que a pesar del tiempo aún somos felices.
No digas que no recuerdas, seguro éramos niñas al igual que tú cuando nuestro mundo eraaaaaaaaaaaaaaaaa...
Efectivamenteeeee, con nuestras narices pegadas a la tele viendo canal 5. suspirábamos por un juguete y gracias a la Tía Mingas mejor conocida como Santa Claus, el fantástico...
Que, por cierto, en esa navidad hicimos todos los pasteles que se cocieron calentados por un foco y que después nos comimos como va!
Por las noches, con nuestras pijamas de franela con florecitas jugábamos cooooooonnnnnnn el....
Exacto!!! el Caricaturamaaaaa, que después se convertiría en mi máquina del terror para asustar a mis hermanas cuando proyectaba la luz en el techo y con mi mano hacia sombra y parecía como si la mano de un gigante entrara para aplastarlas.
Pero, continuemos...éramos felices todas cuando por fin Delia nos cumplió uno de nuestros sueños que era:
No, bueno, nos sentíamos unas verdaderas princesas taconeando por la casa y jugando a que éramos la Tía Dalila y trabajábamos en Avon.
Seguro recuerdan que saliendo de la escuela "Emiliano Zzzzzzzzzz", sacábamos con singular destreza nuestro:
Jajajajajajajajajaja, el trapecio, el paseo del perrito, la vuelta al mundo, la montaña rusa, pues la verdad éramos unas buenazas para eso del Yo-yo y más si era un Duncan.
Me acuerdo perfecto de cuando jugábamos lucha en patines (extremas) no por la lucha sino por el alto riesgo de ponerseeee...
Estas verdaderas obras de arte del patinaje tipo Circo d´ Solei (no sé si lo escribí bien), los cuales nos amarrábamos con cuerdas invensibles y durábamos así todo el día. Subíamos y bajábamos escaleras con ellos y por flojera de desamarrarlos hasta queríamos dormir con ellos. Eran Plastimarx.
Mi hermana Peque a quien le gustaba hacer investigaciones científicas, me invitó a jugar con este juguetito que nos costó un buen regaño de nuestra mamá y seguro lo recordarán, con ustedeeeeeeeeeeesssss, el inigualable:
Jajajajajajaja un buen manchón negro en el techo blanco de la cocina nos marcó para siempre.
Pero ya, tomando seriedad en el asunto, había algo que cualquier niña de cualquier época ó generación anhela y nosotras no podíamos ser la excepción, solo que Los Reyeeeeeeeeeeeesssssss como que nunca entendieron nuestra petición nos llegó nada menos y nada más queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee:
Claroooooooooooooo!!!!! no era una Barbie, era La Señorita Lily, que le crecía el cabello si le apretabas un botón en la panza y era padrísimo jugar con ella, porque, la verdad, cuando eres niña no te fijas en muchas cosas mucho menos en la marca por lo que fue un juguete que también marcó nuestra infancia.
Por el momento recuerden que sus juguetes fueron parte de sus vidas y que, la verdad, si no te trajeron el que querías ahorita puedes ir a comprártelo y juega, diviértete que lo peor que te puede pasar es vivir como señora amargada. Hasta pronto y recuerda queeeeeeeee con...
Meche
hahahahah inolvidable esa época, fantásticos recuerdos y que decir de los juguetes de la època seguramente ahorita se cotizarían en SOTHEBY`s, como no los guardamos!!! jajajaja. Gracias por revivir esas épocas. wow.
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